Hoy vivimos una jornada muy especial y llena de gratitud al conmemorar la Pascua de la Madre Paulina von Mallinckrodt, fundadora de las Hermanas de la Caridad Cristiana y ejemplo de fe, amor y entrega al servicio de los demás.
La Madre Paulina creyó profundamente en Jesús resucitado y vivió su vida con alegría, dedicación y generosidad, especialmente hacia los más pobres, los niños y los enfermos. Su vida nos inspira a confiar en Dios, hacer el bien y llevar esperanza a quienes nos rodean.
Durante esta significativa celebración, nos acercamos al altar del Señor con un corazón agradecido, reconociendo el legado de esta gran mujer de fe.
Se presentó como ofrenda una vela encendida, signo de la luz de Cristo que Madre Paulina supo seguir con valentía y fidelidad. Su testimonio ilumina nuestro camino, animándonos a vivir con fe, esperanza y amor.
También se ofrecieron tres rosas con profundo simbolismo:
- La primera rosa, en honor a su amor a Jesús Eucaristía, fuente de vida y centro de su corazón.
- La segunda rosa, como expresión de su servicio a los más necesitados, en especial los niños, enfermos y marginados, a quienes acompañó con ternura y compasión.
- La tercera rosa, como símbolo de su confianza total en Dios, incluso en los momentos más difíciles.
Como parte de esta celebración, se realizaron dos misas en el Templo San Francisco, y una liturgia especialmente preparada para los más pequeños en el colegio, acercando a toda la comunidad educativa pastoral al espíritu y legado de Madre Paulina.
Damos gracias a Dios por su vida y pedimos que, a través de su intercesión, sigamos caminando como verdaderos discípulos de Jesús, con alegría, entrega y fe firme.
“¡Cuán grande es Dios! Mi alma es toda gratitud para con Él.” (Madre Paulina)