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Con Madre Paulina vivamos la Cuaresma

Marzo 12, 2025

La Cuaresma es un tiempo litúrgico de conversión que se centra en tres pilares espirituales: la oración, el ayuno y la limosna. Esta jornada de 40 días es un tiempo de sacrificios, arrepentimiento y reflexión para prepararnos y transformar nuestro corazón para así poder conmemorar la Pasión y Muerte de Cristo y celebrar su gloriosa Resurrección el Domingo de Pascua.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza, el 5 de marzo de 2025, y termina la tarde del Jueves Santo, el 17 de abril de 2025.

Como católicos, los pilares de la oración, el ayuno y la limosna nos guían en la reflexión diaria sobre nuestra propia vida, mientras nos esforzamos por profundizar nuestra relación con Dios y con el prójimo, sin importar en qué parte del mundo vivamos. La Cuaresma es un tiempo de crecimiento personal y espiritual, un tiempo para mirar hacia afuera pero también hacia nuestro interior. Especialmente durante este tiempo, la Iglesia nos anima a recibir el Sacramento de la Reconciliación.

Mediante la oración, Dios nos invita a detenernos en el silencio y a buscarlo a nuestro alrededor, en la naturaleza y en las personas que más nos necesitan. Nuestro ayuno es un acto de penitencia y solidaridad con las personas que pasan hambre, y nos ayuda a sentirnos parte de lo que ellos viven día a día. Es en este espíritu que nuestra limosna es un acto de amor a Dios y al prójimo.

La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (Juan 14,23), y esta conversión que se logra mediante una buena confesión de los pecados.El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (Mateo 6, 1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la palabra de Dios.

Para llegar preparados y limpios interiormente a la Semana Santa, te explicamos en qué consisten estas prácticas:

  • Ayuno: No solo de comida y bebida, sino también de nuestro egoísmo, vanidad, orgullo, odio, pereza, murmuraciones, malos deseos, venganza, impureza, ira, envidia, rencor, injusticia, insensibilidad ante las miserias y necesidades del prójimo.
  • Limosna: No solo material, sino prestar ayuda a quien la necesita, enseñar al que no sabe, dar un buen consejo a quien lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisas, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido.
  • Oración: Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso. La oración es generadora de amor e induce a la conversión interior.

En este tiempo de Cuaresma iluminemos también este camino, con una máxima de Madre Paulina que nos ayudará a ponernos en marcha: “La paciencia y el amor que saben soportar todo, aportan muchas bendiciones.”